Por Andrew Miller, director de Incidencia de Amazon Watch 


Un viaje a la comunidad de Santa Clara de Uchunya, en la región de Ucayali de la Amazonía peruana, ofrece una visión de lo que puede ocurrir al bosque tropical más grande del mundo. Kilómetro tras kilómetro se pasa por campos pastorales y plantaciones de palma aceitera en lugares que eran hasta hace pocos años bosques vírgenes. Al entrar, casi se choca con grandes camiones volquetes llenos de la fruta de la palma africana, que será procesada en palma de aceite. Mientras se acerca a la comunidad, se observa extensas áreas recién devastadas totalmente con excavadora, dejando nada menos que tierra con huellas de maquinaria pesada. Los indígenas shipibos, nativos de esta región, presagian un futuro distópico.

El octubre pasado, hice este viaje como parte de una visita internacional organizada por nuestros amigos de la Fundación Rainforest EEUU. La visita fue acompañada por el dirigente shipibo Robert Guimaraes, con quien había trabajado cuando era vicepresidente de Aidesep. Pasamos el día visitando la comunidad para tener una mirada de primera mano sobre su predicamento. Dirigentes comunitarios nos contaron de la deforestación a escala industrial de sus bosques ancestrales y su lucha estilo David contra Goliat para enfrentar inversionistas internacionales sobre quien tendría control legal sobre sus territorios.

Por desgracia, muchos de estos mismos dirigentes –incluso Robert– ya enfrentan riesgos serios por defender y denunciar. Una misión investigativa de la prestigiosa de Johns Hopkins University que vino en enero de 2017 concluyó que, “en reiteradas ocasiones, [Robert Guimaraes] recibió amenazas de muerte anónimas y salió en imágenes en Pucallpa, bajo la denominación de ‘Persona No-Grata,’ además de otros activistas indígenas de la región.” Como la ONG Global Witness ha documentado, Perú sigue siendo uno de los países más sangrientas para activistas y líderes indígenas que defiendan su medio ambiente contra poderosos intereses económicos y políticos.

La expansión de las plantaciones de palma aceitera representa una amenaza emergente para la Amazonía en Perú y más allá. Los bosques tropicales de Indonesia y Malasia se ha destrozado por palma, un legado que no es de buen agüero para el hemisferio occidental. Y la palma no es el único culpable –otros productos agrícolas incluso el ganado son impulsores de la deforestación a gran escala y representan amenazas a las comunidades indígenas que han ocupado estos territorios por cientos sino miles de años.

Este pasado lunes 5 de junio –Día Internacional del Medio Ambiente– pueblos indígenas de la región de Ucayali tomaron las calles de la ciudad capitolio de Pucallpa, para de nuevo insistir en respeto para sus derechos. Encabezando la marcha fueron comuneros y líderes de la comunidad de Santa Clara de Uchunya. Su mensaje fue simple: Parar la deforestación y las amenazas. Marcharon para reivindicar sus títulos para territorios indígenas, empezando con Uchunya, pero reconociendo que existen cientos de otras comunidades que también exigen sus títulos.

La lucha de Santa Clara de Uchunya es la lucha de pueblos indígenas a nivel mundial. Confrontan a corporaciones transnacionales hostiles y un gobierno que abiertamente favorece intereses económicos. Enfrentan amenazas por simplemente defender el territorio y medio ambiente que conocieron sus antepasados. Con coraje y determinación siguen, sabiendo que el destino de sus hijos está en juego.

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Cabe reconocer tantos esfuerzos que hacen para reivindicar los derechos de Santa Clara de Uchunya y otras comunidades amazónicas de la selva central. Las federaciones y gobiernos indígenas de la región son la base: FECONAU, COSHICOX, ORAU, entre otras (ver el pronunciamiento abajo.) Luego muchos grupos peruanos han apoyado, como IDL, Kené (Instituto de Estudios Forestales y Ambientales), Oxfam Perú. Al final, varias organizaciones internacionales aportaban en diferentes formas: Forest Peoples Programme, Environmental Investigation Agency, Rainforest Foundation US, Indian Law Resource Center, entre otras. Seguramente no es una lista exhaustiva, pero es importante reconocer el buen trabajo hecho por muchas organizaciones. 

Pronunciamiento público

Detener el hostigamiento contra defensores ambientales e indígenas en Ucayali

Las organizaciones y ciudadanos abajo firmantes exigimos medidas efectivas para detener el hostigamiento sistemático del que vienen siendo víctimas dirigentes de las organizaciones indígenas, comuneros y comuneras de la comunidad indígena shipiba Santa Clara de Uchunya, defensores ambientales y de derechos humanos de la región Ucayali, a raíz de su defensa de los bosques y territorios indígenas frente a la expansión de monocultivo de la palma aceitera, tala y comercialización ilegal de madera, deforestación indiscriminada y tráfico de tierras.

Como es de público conocimiento, las empresas fundadas por el inversionista checo-norteamericano Dennis Melka ha ocasionado la deforestación de más de 1 7 ,OOO hectáreas de bosques en las provincias de Coronel Portillo y Padre Abad (Ucayali) y de alrededor de 3.000 hectáreas en las inmediaciones del pueblo de Tamshiyacu (Loreto) para establecer plantaciones de palma aceitera y cacao, respectivamente.

En el caso de Ucayali, la empresa Plantaciones de Pucallpa (hoy con nombre cambiado a Ochosur SAC) ha enfrentado numerosos problemas legales por realizar deforestación a gran escala sin contar con los permisos correspondientes. Su proyecto ha sido judicializado por estar ubicado en un área de ampliación que la Comunidad Santa Clara de Uchunya considera territorio ancestral y, recientemente, a raíz de una queja formal frente a lo mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés), esta institución condenó a la empresa por la deforestación de más de 5.000 hectáreas de bosque amazónico.

En los últimos meses, este conflicto socioambiental ha alcanzado niveles de tensión sumamente preocupantes. Al proceso sistemático de invasiones al territorio comunal de Santa Clara de Uchunya (ubicada en el distrito de Nueva Requena, Provincia de Coronel Portillo) se suman amenazas verbales y físicas, además de abiertas prácticas de estigmatizaciones a líderes de la comunidad y dirigentes de la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali (Feconau) a través de medios de comunicación impresos y televisivos de Pucallpa.

El Gobierno Regional de Ucayali, a través de su Dirección Regional Agraria, se parcializa abiertamente a favor de las empresas operadores de Dennis Melka y viene entregando de forma irregular constancias de posesión en las áreas que la Comunidad Nativa Santa Clara de Uchunya que reclama como suyas.

En la medida en que las instituciones públicas no garantizan el respeto al Estado de derecho en Ucayali, expresamos nuestra preocupación y solicitamos al Gobierno Central intervenir de forma inmediata otorgando garantías para la vida de los comuneros y comuneras de Santa Claro de Uchunya y los dirigentes de la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali (FECONAU) y otras personas dedicadas a la defensa de los bosques los territorios indígenas y los derechos humanos en Ucayali. De forma más integral, el Gobierno Central debe intervenir administrativamente frente a las arbitrariedades permanentes asociadas con la expansión indiscriminada de la palma aceitera en Ucayali. Este es un tema al que el gobierno de PPK no le ha dedicado la menor atención.

Estamos a tiempo de evitar que esta situación se agrave y tengamos que lamentar, una vez más, hechos de violencia en nuestro país, tal como ocurrió con el asesinato del líder indígena Edwin Chota, en la Comunidad Nativa Saweto en setiembre del 2014, así como los lamentables hechos del denominado “Baguazo" el 5 de junio del 2009.

Pucallpa, 26 de mayo de 2017.


(Foto: Kené - Instituto de Estudios Forestales y Ambientales)